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Foto del escritorHugo Marroquin

20 años después

Actualizado: 6 oct

Hace ya veinte años llegué a esta ciudad* y apenas unos meses aquí cuando el terrible terremoto nos dio prácticamente la bienvenida. Y estos días todo mundo tiene en la cabeza ese recuerdo, los típicos días de los que uno se acuerda que estaba haciendo exactamente.

 

Pero no es eso lo que quiero escribir hoy. Es otro recuerdo, de una historia que no me pertenece, pero después de 20 años aún la tengo grabada bien en la memoria:

 

Mi madre conoció una mujer, guapa según recuerdo, con clase y bastante maquillada. Ella había perdido una pierna y usaba entonces una prótesis. Cuando habían hecho el lazo de amistad mi madre le preguntó cómo había perdido la pierna... fue en el temblor del 85.


[* Este escrito fue publicado originalmente el 18 de septiembre de 2005 en mi blog personal de ese entonces. Al final de este post, una nota actual sobre este rescate]


Ella vivía en un noveno piso, su esposo estaba de viaje y ella estaba en casa con sus tres hijos, al parecer el mayor tendría unos cinco años, y el menor apenas unos meses. La muchacha salió corriendo a avisarle a la patrona, ella, del temblor. Nada de aviso supongo, en un noveno piso debió sentirse bastante intenso.

 

Y según recordaba, hoy recuerdo, gritó a sus hijos, corrieron a su lado... y todo se vino abajo. Recuerda que cuando cobró conocimiento todo estaba obscuro y escuchaba las voces de sus hijos vagamente pidiendo ayuda.

 

Prácticamente inmovilizada de las piernas y entre los escombros, sostenía al menos, al bebé en los brazos. Muchas horas pasaron para ser rescatada, creo que tres días. Durante esas horas que debieron ser eternos y parecerle siglos de agonía escucho como las voces de sus hijos se fueron apagando... era tal el sufrimiento y la impotencia que decidió acabar con la agonía del mas pequeño, el único que podía tocar aún... tomó una piedra o algo así, y lo asfixió.

 

Después de eso, fue rescatada, con un derrumbe interno mayor e inmensurable al acontecido al exterior. Mi madre, con los ojos llenos de lágrimas y asombrada le preguntaba: "¡cómo puedes no llorar?" y le respondió "es que a mí, en ese momento se me acabaron todas las lágrimas".

 

La tragedia para mí no está en las imágenes que se ven en la tele, ni en los edificios en ruinas, sino en esas decisiones que se toman al borde de la muerte, en el pedazo de vida que muchos perdieron ese día, o esos días... eso que les sucedió, que es inmensurable, que no tiene dimensión y seguramente sentirán que no fue hace 20 años, porque parece que fue ayer.


[Nota sobre el rescate de este post]
Esta historia llegó a mí a finales de los años 80, cuando este encuentro sucedió. Como tantas tragedias de ese terrible temblor de 1985 en la Ciudad de México, esta es una más. He querido rescatar el escrito original que publiqué en 2005 pues es algo que sigue presente en mi mente y forma parte ya de mis recuerdos. -Hugo Marroquín


Sobre este blog:

El blog de Hugo Marroquín es un espacio ecléctico donde encontrarás las mejores reseñas y recomendaciones de libros, novelas, ensayos, series, películas y videos de YouTube. Además, explora escritos íntimos, originales e inéditos sobre reflexiones personales, viajes e inquietudes de un mexicano expatriado en Colombia. Todo el contenido es creado por Hugo mismo, no por inteligencia artificial.


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