Antes de responder si debe o no permitirse el uso de herramientas de inteligencia artificial en la oficina, da respuesta a estas interrogantes:
¿Existe un liderazgo capaz de comprender la amplitud del proyecto?
¿Existe un grupo plural que pueda poner sobre la mesa temas como: lo técnico, lo ético, lo moral, lo jurídico?
¿Habrá una persona capaz de hacer acompañamiento y servir como guía a los colaboradores?
¿Está la organización preparada para asumir los riesgos o consecuencias negativas?
El discurso en redes sociales es tan trivial como ”la muerte de Excel" o ”Redacta artículos en 10 segundos y gana tráfico a tu web". El sentido común —si estás en una posición de liderazgo— te hará desconfiar de esas narrativas, pero alguien en tu equipo puede caer en ese simplismo y comenzar a alimentar a determinada inteligencia artificial con información sensible.
La Inteligencia Artificial debe enfrentarse con actitud crítica. Es decir, no se puede adoptar sin un sentido que ponga en consideración las implicaciones. Hay gente, por ejemplo, preocupada por perder capacidad reflexiva. En un sentido puede ser cierto, tal como sucede con aplicaciones como Waze, que genera tal dependencia que para muchos es imposible desplazarse sin ella, así el recorrido sea pequeño. Hace poco acompañé a Uri Levine —co fundador de Waze— en la promoción de su libro Enamórate del problema no de la solución (Paidós Empresa) y contaba la anécdota del día que le pidió a su hijo le llevara al aeropuerto pero éste tenía el telefono averiado y su respuesta fue: no sé llegar al aeropuerto.
Está también la parte ética y de sentido común —el menos común de los sentidos, de hecho— y Yuval Noah Harari es siempre un gran referente por su capacidad divulgativa al lograr explicar de manera entendible conceptos complejos, y me permito parafrasearlo: la inteligencia artificial puede ser peor que los humanos. Pues no comparte las limitaciones o preocupaciones de seres orgánicos. Incluso los humanos compartimos necesidades o procesos químicos con las plantas, lo cual no sucede con la IA y eso es una piedra angular en términos del impacto de lo subjetivo en la toma de decisiones.
Decir que ante un problema grande, la IA será la solución, es una posición muy peligrosa. Si no sabes cómo resolver algo tú mismo, no confíes en que la IA será capaz de hacerlo en tu lugar. Puede ayudarnos en nuestra solución, pero no podemos confiarnos de su solución. La IA, no tiene conciencia como los seres humanos, y en ese sentido, nada de lo que nos provea ahora cuenta con ello, con lo cual no deberíamos confiarnos. Esto te quedará más claro en el video de referencia.
Como mencionado en otros posts de esta serie, los avances son rápidos y la regulación estatal lenta. Queda oportunidad para la definición de cada empresa o institución sobre cómo abordarla y para ello se requiere claridad de un líder capaz de dar dirección a los equipos.
Referencias:
Comments