La edición 2024 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá tuvo entre sus muchos invitados a uno en particular que captó la atención de lectores y medios de comunicación: Paco Calvo.
Autor del libro Planta Sapiens (Seix Barral, 2023) Paco Calvo es catedrático de Filosofía de la Ciencia y director del Laboratorio de Inteligencia Mínima (MINT Lab) de la Universidad de Murcia, su trabajo se centra principalmente en explorar y experimentar con la posibilidad de la inteligencia vegetal. Estudia las bases ecológicas de la inteligencia vegetal mediante la realización de estudios experimentales en la intersección de la neurobiología vegetal y la ciencia cognitiva.
Sin duda es además, un gran divulgador de ciencia. En este conversatorio se habla de la personalidad de las plantas. Aunque no tengan cerebro ni se muevan como nosotros, la ciencia de vanguardia está revelando descubrimientos sorprendentes sobre ellas: pueden aprender, recordar, comunicarse, reconocer a sus iguales, evaluar riesgos y tomar decisiones.
Paco Calvo ha dedicado más de 20 años a investigar en un área de vanguardia científica como la neurobiología vegetal, en la que según sus palabras, “puede que estemos lejos de las plantas en términos evolutivos, pero seguimos íntimamente involucrados con ellas por medio de muchos enlaces bioquímicos cruzados”.
Ha descubierto que las plantas manifiestan reacciones a químicos de la misma forma que el cerebro humano, como cuando una planta respira anestesia y se duerme, dejando incluso de hacer fotosíntesis. También que, careciendo de cerebro y sistema nervioso, se comunican con impulsos eléctricos que cambian su comportamiento, similar a una mente humana que toma decisiones de acuerdo con las necesidades de su entorno.
«Un libro importante», The Observer.
«La historia de amor entre un brillante filósofo y el mundo de las plantas», STEFANO MANCUSO.
«Un manifiesto que nos invita a pensar sobre las plantas y nuestra actitud hacia ellas de manera revolucionaria», The Times Literary Supplement.
«Tu visión de la naturaleza nunca volverá a ser la misma», The Countryman Magazine.
«Sorprendente y deslumbrante», Reaction Book Digest.
«Profundamente estimulante», ANIL SETH.
«Absorbente», MERLIN SHELDRAKE.
«Provocativo», The Washington Post.
«Un ensayo fascinante», The New York Times Book Review.
«Deslumbrante», La Provincias.
«Fascinante», MICHAEL POLLAN.
Fragmento de Planta sapiens, de Paco Calvo (pág. 31-35)
Si las plantas son conscientes, entonces deben de tener alguna clase de interacción entre su estado interno y el entorno exterior. Deben de ser capaces de recoger información de fuera, procesarla y usarla de formas más sofisticadas que el simple hecho de reaccionar a las cosas. ¿Y si las plantas pudieran almacenar información y usarla para hacer predicciones, aprender e incluso planificar por adelantado? Estamos empezando a descubrir casos en que tal vez sea así, pero es complicado llegar al fondo de tales proezas. En los capítulos siguientes exploraremos los apasionantes indicios que la investigación de vanguardia nos revela en relación con lo que las plantas podrían estar experimentando y con lo que realmente hacen. Y recopilaremos esos indicios para formarnos una imagen radicalmente nueva de las plantas como organismos que no solo son conscientes, sino que también tienen una intensa implicación con su entorno.
Podemos empezar con un ejemplo sencillo, una humilde florecilla llamada «malva» o «panecillo», Lavatera cretica para los botánicos. Le gustan las regiones alpinas de los climas cálidos del sur de Europa y del norte de África, pero también la encontramos a menudo como expatriada naturalizada en los jardines de países más fríos.
Hay muchas plantas que son «heliotrópicas», lo cual significa que siguen los movimientos del sol a lo largo del día.* Tal vez hayáis visto espectaculares películas «a cámara rápida» [time-lapse] de girasoles jóvenes que hacen girar sus ápices con diligencia de lado a lado del cielo. Conoceremos mejor esas plantas y sus sorprendentes capacidades en un capítulo posterior. De momento, prestemos atención a la pequeña y humilde Lavatera. También es una adoradora del sol, pero de las mejor preparadas. A lo largo del día, sus hojas van girando para seguir al sol. Esto maximiza la cantidad de luz que captan, un poco como gente de vacaciones que va moviendo sus tumbonas para escapar de la sombra que se avecina. Durante la noche, sin embargo, la Lavatera gira las hojas en dirección a la salida del sol antes de que se produzca. Esto no significa simplemente que las hojas vuelvan a la misma posición en la que estaban al principio del día anterior. Lo más asombroso es que puede guardar información acerca de por dónde aparecerá el astro durante varios días, incluso en ausencia total de luz solar. Las plantas de Lavatera recluidas a oscuras en el laboratorio pueden predecir de forma adecuada la dirección del alba, girando con diligencia las hojas hacia el sol ausente cada noche. Solo al cabo de unos tres o cuatro días se desorientan un poco (igual que nos pasaría a casi todos nosotros).
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Nota periodística El País de Cali:
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