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Los caminos de la vida. Una crónica real

Foto del escritor: Hugo MarroquinHugo Marroquin
Los caminos de la vida, no son cómo yo pensaba, cómo los imaginaba, no son cómo yo creía

Es difícil describir lo que sucede el día que deciden dejar su tierra, de cómo sueñan que en el otro lado les irá mejor. Como a través del tiempo han escuchando las historias de aquéllos que, en el otro lado, les fue mejor.

Yo pensaba que la vida era distinta, cuando estaba pequeñito yo creía, que las cosas eran fácil como ayer

Contar sobre las horas que recorren para llegar a la frontera sería relativamente fácil. Relatar cómo cruzan el río, como corren en el desierto de Arizona o por los campos de Texas, podría ser, relativamente fácil.

Porque mi viejita ya está cansada, de trabajar pa' mi hermano y pa' mí, y ahora con gusto me toca ayudarla, y por mi vieja lucharé hasta el fin

Alguna vez todos hemos escuchado como llegan a Chicago, Nueva York Houston, Los Ángeles, o cualquier otra ciudad, allá, en el otro lado. Como empiezan, buscan trabajo y recorren ese otro camino, el de la vida.

Uno sabe que la vida de repente ha de acabarse y uno espera que sea tarde que llegue la despedida

Poco sabemos de esas horas en las que el sol todavía ni sale, y ya están parados en alguna calle esperando al contratista para ir a trabajar, o caminando en zonas sin transporte público, o en camiones para ir a alguna fábrica, o cubriéndose la cabeza para la jornada en el campo.

Un amigo me decía: recompensaré a mis viejos por la crianza que me dieron y no le alcanzó la vida

Tampoco nos cuentan mucho de cuando en la noche, cuentan el dinero, lo ven diluirse en comidas, rentas y gastos. De cómo se aprietan el cinturón para mandar dinero a México.

Viejita linda tienes que entenderme. No te preocupes, todo va a cambiar. Yo sufro mucho madrecita al verte, necesitada y no te puedo dar

Quizá menos de las pequeñas alegrías cuando llegan noticias de México, de su gente, o alguna camioneta con enchiladas potosinas que viajaron más de 18 horas y esa noche las pueden comer.

A veces lloro al sentirme impotente, son tantas cosas que te quiero dar y voy a luchar incansablemente porque tú no mereces sufrir más

Y lo que más me gustaría contar es del efímero instante, cuando en algún radio suena "Los caminos de la vida" y todos parecen detenerse, aletargan su quehacer, voltean la mirada, sienten el peso cruel de la nostalgia y la soledad, el dolor de los recuerdos, las llagas que sí dejan los madrazos de la vida que les tocó vivir.

Los caminos de la vida, no son cómo yo pensaba, cómo los imaginaba, no son cómo yo creía

Hoy recordé a esa gente, que apenas terminaba la canción, y volvían al camino de su vida. Cargando otra vez, lo dejado, lo abandonado, los sueños y quizá, lo más importante, la fuerza para no desistir.

Los caminos de la vida, son muy difícil de andarlos, difícil de caminarlos, yo no encuentro la salida

***

[Este post fue publicado originalmente el 5 de agosto de 2011 en mi blog personal de entonces.]

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